
Armando Saldaña, un señor de 75 años que tiene Alzheimer- y su esposa, Guadalupe, de 68 y sufre leucemia- pasan sus días de vejéz bajo una rutina implementada por Guadalupe, en la que cada vez que Armando sufre un episodio de demencia, misma que le hace olvidar la muerte de su hijo Arturo, Guadalupe coloca la carta militar que les fue entregada cuando Arturo murió en el buzón para tener un registro de la frecuencia de estos episodios. Pero cada vez que Armando recae y lee esta carta, escribe otra carta en el nombre de su hijo para entregársela a Guadalupe, en un intento de “protegerla de la verdad”. Sin embargo, el dolor que siente Guadalupe no la deja continuar, por lo que decide tomar una decisión irremediable.